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Múltiples sistemas de expresión

Entrevista a Patt Monroy

Publicado: 2019-04-16

Por: Melissa Torres


Artista plástico. Natural de Cajamarca. Reside y labora en Lima como docente y agente cultural. Estudia las especialidades de dibujo y escultura en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes desde el 2007. Ha formado parte de exposiciones colectivas en Perú, Bolivia, México y Alemania. Su obra, provista de formas en constante cambio, responde a procesos de aprendizaje vinculados a experiencias y sueños. Colores brillantes, fondos oscuros, predominancia por el dibujo y la composición de la figura humana. «Contemplación inefable» reúne una amplia selección de obras de diversos estilos, técnicas y formatos. Abierta al público hasta el 28 de abril, contará con una visita comentada el 20 de abril a las 4 p.m., en la Galería Augusto B. Leguía de la Municipalidad de Santiago de Surco.


Han pasado 14 años desde la primera individual, ¿a qué se debió la espera?

No trabajo a contra-reloj, todo lo contrario, voy planteando la obra con mucha tranquilidad, si así la obra o la producción lo requiere, medito mucho antes de ejecutar un proyecto, y en muchas oportunidades he dejado reposar el proyecto hasta encontrar la unificación o control intelectual de la misma. 

Hay siempre una investigación sobre cada tema, y eso puede tomarme bastante tiempo; el proceso también puede ser muy dinámico o ágil, todo depende de lo que me diga la obra o pida el proyecto.

La muestra reúne una cantidad importante de obras de diversos años de producción, desde los inicios en la escuela hasta el presente, ¿es posible hablar de fases estéticas, ha habido un cambio de lo figurativo a la abstracción figurativa como proceso de depuración visual?

Siempre está sometida la obra al cambio, más no su esencia. Definitivamente hay fases, etapas o periodos en mi obra ya que es producto de experiencias personales, emocionales e intelectuales, incluso técnicas. La madurez hace que uno depure elementos, conceptos y formas; simplificas más, eres más directo y seguro. 

Lo figurativo siempre es una constante en mi obra, me atrae muchísimo la figura, quizá por la exigencia de la escuela, en su momento o la tradición artística inmersa en ella, sin embargo, voy traduciendo y convirtiendo ese deseo figurativo, en nuevos y distintos lenguajes.

En la muestra se observa diversas técnicas como dibujo, pintura, escultura, grabado e incluso instalación, ¿es recurrente la diversidad técnica en tu producción? ¿De qué depende el cambio?
Tengo un instinto versátil e indomable, pero no desubicado, se bien lo que deseo hacer, lo planteo con mucha exigencia técnica y profundidad. Cuando se manifiesta una idea en lo insondable de mi mente, entra en una especie de máquina de fórmulas emocionales y técnicas, según ello, la obra misma determina en mi inconsciente el resultado final. Estuve en la última etapa de la escuela (Bellas Artes) dónde nos instruyeron y capacitaron en distintas líneas artísticas, incluso en la restauración; mis referentes son muy variados; incluso me atrevo a pensar que se vería mejor en escultura una pintura de Picasso, o que una escultura de Szyszlo tiene mayor sentido desde la pintura.
En la práctica, te dedicas de lleno a las artes plásticas o intercalas tu tiempo con otras disciplinas ¿Cuánto tiempo dedicas a la producción de una obra?

Me desempeño en muchas cosas, desde la docencia hasta el deporte, sin embargo, el arte tiene un lugar muy apreciado en mi agenda; claro, me he tomado años sabáticos, dónde no he producido físicamente nada, pero intelectualmente siempre. 

Desempeñarme en otras cosas me ha dado una ligera estabilidad económica en su momento, pero también hay un gusto que lo soporta, no vivo del arte por ahora —me gustaría—, de momento es bueno, no me jala un afán comercial, toda mi producción es puro instinto, amor y emoción, aún no pienso si el color o la forma combinará con un mueble o una alfombra, menos que satisfaga caprichos estéticos ajenos —quizá ese sea el secreto del éxito y no lo veo—.

Concluir un proyecto o una obra puede tomarme 4 años, 3 meses o 2 días, no depende de mí, es la obra junto a mis obsesiones las que determinan ese final, aunque creo que una obra es una historia que no se termina de narrar por completo.

Si tu trabajo explora el proceso de creación, ¿cómo determinas cuando finaliza la búsqueda?
Si hablamos de creatividad debo de mencionar a Ken Robinson, el menciona en su libro «El elemento» que la creatividad tiene que ver con la solución de un problema, pero de forma innovadora y con un sentido apropiado. El arte es un ejercicio muy intelectual, que requiere de conocimiento, experiencia y pasión como lo acotó Fernando de Szyszlo, en algún momento. Es más, la obra de arte desde mi humilde opinión no concluye al firmarla, bueno, cuando realmente tiene profundidad, no cuando es plana o decorativa. Siempre llega un momento en el proceso donde impongo y determino cerrar el ciclo o incluso abandonar el proceso, tal vez para continuarlo en otra obra posterior o en una serie, como suele hacerse. Hay obras que al verlas después de tiempo me han provocado continuar, para ponerle quizá lo que no se puso en su momento, sin embargo, así también representan un momento especifico del tiempo, lo he dicho, mis obras son páginas visuales o tridimensionales de mi vida, así que es mejor dejarlas allí, para que cuenten la historia de un momento en el tiempo, y sin palabras.
¿Cómo defines tu muestra en tres palabras? ¿Por qué?

Versátil, dinámica e inefable 

Versátil, porque me adapto a una técnica o formato que requiere la misma obra; dinámica, porque me gusta contraponer ideas, conceptos y formas, incluso experimentar; inefable, porque es inefable.

¿Cuáles consideras las diferencias más importantes entre el proceso creativo de un autodidacta y un académico?
Posiblemente lo estético, en algunos casos también lo técnico e intelectual, sin embargo no es un condicional, muchos «autodidactas» estudian visual y técnicamente de otros, he conocido artistas no académicos con obras muy profundas y con un carácter estético muy elevado, con Jade Rivera, que aprendió desde la calle, observando a otros y experimentando. Autodidacta es un término que puede comenzar a eliminarse poco a poco, sirve básicamente para diferenciarse del estudio formal académico; y hay académicos que no lo parecen.
En cuanto al estilo, ¿es posible reconocer un elemento conductor en todas tus obras?
La mirada básicamente, que es lo que más me obsesiona, luego la geometría, que me representa y necesariamente la diversidad. Mi estilo es no tenerlo, no me preocupa por el momento poseerlo, voy de un lado a otro, me transmuto, me adapto, me mimetizo, me apropio, es lo que más me caracteriza, posiblemente eso me ha impedido entrar en el círculo comercial del arte actual, pero cómo dice el refrán oriental, si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Las galerías tienen que vender y eso exige series de obras con las mismas fórmulas, los mismos colores, o incluso intervienen en tu proceso creativo. Un ejemplo de ello sería: «Necesito 5 obras con pájaros azules, 4 donde aparezca el mismo tipo de línea y color, etcétera». No puedo ir contra eso, mi obra es instintiva, salvaje, libre y apasionada, no puedo controlarla, ella me controla a mí, soy un esclavo de mi obra pero libre a la vez.

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