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El trazo que se convierte en imagen o palabra

Entrevista a Gracia Teruya

Publicado: 2024-03-04

Texto y fotografías: Melissa Torres Fabián


Gracia Teruya Revilla (Lima, 1986). Artista multidisciplinaria. Estudió Artes Visuales en la Escuela de Arte y Diseño Corriente Alterna (2011-2012) y desde el 2019 el bachillerato en Educación con mención en Ciencias Sociales, Filosofía y Religión en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Parte de su formación en letras y artes plásticas la obtuvo tras su paso por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2003) y la Pontificia Universidad Católica del Perú (2006-2010). Ha expuesto su primera individual Un mundo aparte en el Fondo de Cultura Económica en 2015 y la segunda Amor, pasión y vida en Corriente Alterna en 2018, y ha participado en exposiciones colectivas y salones de arte en Italia, Estados Unidos y Perú. Ha publicado el libro de artista El sueño de la luna en 2013 y Después del mundo en 2015. Actualmente, expone su tercera individual Entre el cielo y el infierno en el cuarto piso de la Galería Martín Yépez del centro histórico de Lima hasta el 18 de marzo.

LA ARTISTA GRACIA TERUYA EN LA GALERÍA MARTÍN YÉPEZ


¿Previo a tu desarrollo profesional qué fue primero, el interés por las artes plásticas o la literatura? ¿Sientes un cambio en tu estilo?

Mi interés por la literatura. De hecho, inicié mis estudios en letras y con el tiempo opté por estudiar arte, ya que sentí la necesidad de expresarme a través de la plástica. Mis poemas antecedieron a mis pinturas. Empecé escribiendo y continué pintando, pero si hago una comparación entre lo que escribía al inicio con lo que hago ahora, se puede distinguir un cambio en mi visión del mundo. Antes era una persona fatídica y tanática, hoy es lo contrario. Mis poemas reflejan alegría.


De tu experiencia como artista y expositora, ¿qué enseñanza te deja cerrar el ciclo de un proyecto con una exhibición? ¿Qué otras alternativas pueden resultar efectivas para un artista que busca mostrar su trabajo?

No todos los proyectos se exhiben a tiempo. Algunas veces encuentran un espacio rápido y otras solo queda seguir esperando por la oportunidad. Dedicarse al arte no es fácil, pero hay mucha voluntad y ganas de salir adelante, y esa es una motivación importante. Ahora me encuentro exhibiendo Entre el cielo y el infierno en la Galería Martín Yépez, pero de forma permanente, al menos desde hace unos meses pueden visitar mi taller-tienda. Contar con un espacio que sirva de taller, pero a la vez de tienda es una forma de ir ganando visibilidad con el público. Si desean conocer más de mi trabajo pueden visitar la tienda La Devoción ubicada en la av. Sucre 357 en Pueblo Libre, previa cita a graciateruyarevilla@gmail.com.


Este último proyecto en exhibición reúne un grupo de obras producidas en más de una década ¿A qué se debe esta selección que abarca tantos años de trabajo?
Las piezas más antiguas son en realidad antecedentes visuales y temáticos afines con el proyecto. La mayoría de las pinturas, alrededor de veinte, fueron producidas en los últimos tres años. Además de los lienzos, Entre el cielo y el infierno incluye videoarte y esculturas. Mi forma de trabajo abarca proyectos artísticos en paralelo y escojo temas en los que profundizo por largos periodos de tiempo. Un proyecto inicia con mi necesidad por contar algo, una historia o varias historias que se encuentran conectadas y que también encuentran una forma de expresión en los manuscritos que los acompañan.
El título que enmarca esta serie de obras lleva un mensaje en sí mismo, lo bueno lo malo, la luz la oscuridad ¿Qué sentido le da al proyecto como eje nominal?
Uno puede sentirse en el cielo, pero también en el infierno. Los personajes que represento en cada cuadro forman parte de esa dualidad. Las historias de esta serie tratan de la lucha interna, de la batalla que enfrenta cada persona. La vida misma es una contienda entre el bien y el mal, lo que importa es el tránsito, vivir y aprender de ello. Por ejemplo, el videoarte que se proyecta habla del cielo, pero otros cuadros hablan del infierno, cuenta la historia de personas que han sufrido mucho. Y es necesario hablar de lo fatídico como parte de la experiencia humana, que está más presente en aquellas personas que se encuentran al margen de la sociedad. La vida misma es el cielo y el infierno, y cada uno lo experimenta de manera distinta.
¿Esperas alguna reflexión especial por parte de los visitantes a tu muestra?
Sí. Me interesa que al finalizar su recorrido sientan que hay esperanza y que sin importar lo difícil de las circunstancias siempre podemos escoger salir de ello o ver la vida desde otra perspectiva, una más amable, una más compasiva con nosotros mismos.
Entre lo visual y lo textual, tu obra se representa a sí misma como la unión entre las artes plásticas y la literatura ¿Cómo inicia tu proceso creativo? ¿Desde dónde parte?
Eso depende. Esta serie la comencé pintando, pero Yoko del mar la empecé escribiendo. Hay historias que surgen desde la imagen y otras desde el texto. No hay una fórmula exacta. Dejo que el proyecto nazca libremente. Una vez que existe se complementa entre mi interés por la plástica y la escritura creativa.

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